Esta semana participamos en la fiesta del Cuerpo de Bomberos.
Año tras año se incorporan nuevas medidas de seguridad, aumenta la formación de los integrantes del parque, se asumen nuevos retos y hay una conciencia clara de la importancia que tiene la labor encomendada a este cuerpo.
Estamos en una época en que es necesario crear profesiones.
Gijón: municipio de riesgo
En Gijón tenemos un volumen de población importante, y en el concejo hay grandes plantas industriales que trabajan con sustancias peligrosas. Si a ello sumamos el hecho de que en el El Musel hay stocks de sustancias inestables y peligrosas se comprenderá que estamos obligados a hacer un planteamiento radicalmente distinto de la seguridad en el concejo.
No es por casualidad que el Plan de Emergencias del Principado califique a Gijón como municipio de riesgo extremo en relación a los accidentes de transporte por carretera de sustancias peligrosas. La misma etiqueta recae sobre la industria y el almacenaje portuario de productos químicos peligrosos.
Hace tres meses firmamos un convenio de colaboración con la Autoridad Portuaria de Gijón que afecta a la prevención y extinción de incendios en el recinto portuario para elevar los niveles de seguridad.
Por este convenio, el Ayuntamiento se compromete a que el Servicio de Prevención y Extinción de Incendios se constituya en grupo de intervención con capacidad para responder ante una emergencia en el actual promedio de tiempo de respuesta. Es decir, desde el momento que se active el Plan de Emergencia de la Autoridad Portuaria hasta que haga acto de presencia el grupo de intervención en el lugar de la incidencia transcurrirán ocho o nueve minutos, tomando como medida el tiempo de respuesta medio sobre el histórico de incidencias / emergencias de los años 2014 y 2015.
Para que la actuación sea lo más eficaz que se pueda, el cuerpo de bomberos participará y colaborará en todas las actividades que sean pertinentes del puerto, como los simulacros de emergencias, visitas a empresas instaladas en el puerto, elaboración de informes sobre proyectos de obras en relación con la seguridad en los incendios, etcétera.
El Servicio de Prevención y Extinción de Incendios en Gijón tiene un problema grave:
Un problema que asumimos como Ayuntamiento. Hablo del descenso del número de efectivos por las sucesivas jubilaciones, que no han tenido relevo por la restricción puesta por el Gobierno de España dentro de la política de reducción del déficit público.
Hay 15 plazas vacantes de técnico especialista en extinción de incendios, sobre una plantilla de 99 efectivos, y se han producido 4 jubilaciones el pasado año. Pensemos que ciudades similares, como Vigo, La Coruña o Vitoria, cuentan con una dotación que oscila entre los 130 y 156 bomberos.
En la actualidad, según la normativa es posible incluir en la Oferta Pública de Empleo cuatro plazas de técnicos especialistas de extinción de incendios, ya que en este ejercicio se admite una tasa de reposición del 100% sobre las bajas de 2016. Con esa medida, que califico de parche, se vería gravemente comprometida la capacidad de prestar de manera mínimamente adecuada el servicio de prevención y extinción de incendios.
No vale la respuesta de seleccionar personal eventual, porque eso es posible para otro tipo de áreas municipales, pero no para un tipo de trabajo basado en la formación específica y la experiencia laboral.
Necesitamos 10 técnicos especialistas en extinción de incendios. Y los necesitamos, ya. El Gobierno sabe a través del Ministerio de Hacienda que el Ayuntamiento de Gijón tiene una situación saneada para hacer esas contrataciones.
La seguridad es un poliedro de muchas caras. Para resolverlo bien, lo primero es la prevención. La prevención con planes adecuados, por supuesto, pero la prevención con medios humanos y técnicos a la altura de los riesgos potenciales.
Cualquier fallo en la prevención, cualquier descuido en la planificación se paga con cantidades ingentes de dolor. Nadie está libre de la mala fortuna, pero si un día sucediera algo irreparable que no nos acompañe el remordimiento. Que no sea por dejadez, por haber dejado las cosas como estaban cuando se estaba a tiempo de cambiarlas. El Gobierno debe aceptar nuestra petición.
¿Qué sentido tiene pregonar el Estado del Bienestar si no podemos contar con diez bomberos más para mejorar la seguridad de Gijón?
¿Estamos, de verdad, en una sociedad avanzada con unas carencias tan graves? ¿Tiene sentido hablar de las “smarcitys”, de las ciudades inteligentes, si somos tan obtusos que desatendemos los deberes más elementales de seguridad?
No puedo ni quiero sumarme al bando de los irresponsables. El Ayuntamiento de Gijón pone el dinero, los gijoneses ponemos el dinero, sólo solicitamos permiso para reforzar el servicio de prevención y extinción de incendios.
Es muy loable luchar contra el déficit público, el Ayuntamiento de Gijón también lo hace, pero ese ajuste entre ingresos y gastos no puede hacerse al precio de jugar con la tragedia.
Quede constancia explícita de nuestra advertencia.