La Federación de Industria de la USO cumple cuatro años, y hoy celebraron su segundo congreso regional en Gijón.
Desde hace ya bastantes años, hay sectores de la sociedad que se cuestionan la importancia de los sindicatos, incluso, su propia existencia. Los presentan como entidades propias del pasado, sin embargo, nadie ha sabido mostrar quién ocuparía su hueco si desaparecieran.
Si se hiciera el experimento de prescindir de las organizaciones sindicales descubriríamos que inmediatamente serían sustituidas por nuevos sindicatos, porque en cada centro de trabajo, allí donde surgiera un problema, cuando se despidiera a empleados, cuando se negara aumento de sueldos, cuando se marginara a las mujeres, cuando se conviviera en un ambiente tóxico o se hicieran trabajos penosos o peligrosos, se reunirían los trabajadores más conscientes, se agruparían, se organizarían para defender sus intereses, y de esta forma ya habría nacido el germen de un nuevo sindicato.
Seamos serios, igual que no se cuestiona la necesidad de las organizaciones empresariales en un país moderno, tampoco se puede articular el mundo del trabajo sin representación sindical, sin centrales sindicales.
La Unión Sindical Obrera tiene unas características que la hacen verdaderamente interesante y atractiva para alguien que se asome al panorama laboral español.
Se nombra con frecuencia la conveniencia de contar con sindicatos independientes. Pues bien, la USO nació independiente. Nunca necesitó de tutelas políticas. Sólo fueron y son dependientes de los intereses de los trabajadores. Ese es un título muy honroso que explica la trayectoria de USO.
Los diferentes sectores industriales se agruparon en la Federación de Industria de USO y destaca su presencia en grandes grupos empresariales garantizando el empleo en todos ellos. Están en 2.500 empresas, 209 de ellas recientemente incluidas, y dan cobertura al trabajador en negociaciones a nivel estatal.