Mi felicitación más sincera, en mi nombre y en el del Ayuntamiento de Gijón, a la Unión de Comerciantes del Principado de Asturias por el premio que hoy recibieron «Premio Cadena Ser Gijón Ciudad Abierta» y que es una muestra más del reconocimiento que le otorga nuestra ciudad y todos sus ciudadanos y colectivos.
Un agradecimiento que hago extensivo a la Cadena SER, buque insignia de una fuerte tradición radiofónica en Gijón. Con iniciativas como ésta, que alcanza ya su vigésimo cuarta edición, la SER demuestra su compromiso social y su incansable empeño por reconocer a quienes de una forma u otra contribuyen a hacer de Gijón una ciudad más abierta, en definitiva una ciudad mejor.
Y no se puede hacer un Gijón más abierto, ni mejor, sin una parte tan esencial de la vida de cualquier ciudad: sus comercios.
Y es que la historia de nuestra ciudad está vinculada al comercio desde que surgió en el entorno del Puerto, cuando los barcos descargaban sus mercancías en el muelle y las ofertaban a los gijoneses a lo largo de la calle Corrida, en los antiguos mercados del Adobu de San Lorenzo y de Jovellanos, en las «Tiendas del Aire» y en la llamada «calle ancha de San Bernardo», lugares donde surgieron los primeros comercios de Gijón.
Nuestra ciudad progresó gracias a las instalaciones fabriles e industriales como la Fábrica de Vidrios y la Fábrica de Tabacos, pero también gracias a los pequeños establecimientos, a las tiendas a pie de calle, al pequeño comercio que ofrece un servicio a la ciudadanía y, al mismo tiempo, genera una imagen urbana propia que la distingue de otras. Y es que el comercio de Gijón ocupa las calles y sus escaparates y anuncios constituyen la fachada de la ciudad hasta el punto de que determinadas calles se identifican y conocen popularmente por los establecimientos en ellas instaladas.
No es la primera vez que este reconocimiento al Comercio se hace patente: desde los Premios Nacionales al Pequeño Comercio en 2003 y 2015 hasta el premio FUNDETEC de 2011 al mejor programa tecnológico para pymes, la labor de la Unión de Comerciantes lleva desde su creación en 1977 siendo un referente. Su papel en la ciudad es indiscutible, como lo es su vocación de servicio a un colectivo que no ha tenido las cosas fáciles, y que ha sufrido de forma directa las consecuencias de una larga crisis.
Al pequeño comercio hay que reconocerle no sólo esa increíble capacidad de superación que le ha permitido capear, con las dificultades compartidas por todos, el larguísimo temporal; también la determinación de mantenerse como un pilar básico de la economía urbana, pese a la aparición de nuevos actores de mercado contra los que han sabido competir para mantenerse tan cerca de los consumidores como lo han estado siempre.
El papel de la Unión de Comerciantes ha sido también esencial como correa de transmisión entre muchas políticas de las administraciones y sus destinatarios finales, como ya se ha mencionado.
En definitiva, el Premio Gijón Ciudad abierta es un reconocimiento no sólo merecido, sino imprescindible. No se entiende una ciudad abierta sin sus comerciantes, sin la familiaridad que nos aportan y que es su mejor activo, no sólo para nosotros como gijoneses, sino para las decenas de miles de visitantes que cada año nos eligen como destino.
