Este fin de semana recibí la distinción de Colegiada de Honor del Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos Industriales del Principado de Asturias, y me siento profundamente honrada de formar parte de una corporación tan importante, integrada por profesionales que tanto hicieron y tanto hacen por Gijón y por Asturias, con su entrega y trabajo.
Asturias entera tiene una deuda de gratitud con sus ingenieros, que supieron producir mercancías, resolver problemas, diseñar nuevos productos, convertir una materia amorfa en un objeto útil, hacer de una región atrasada un territorio moderno, donde toman asiento empresas industriales multinacionales, líderes mundiales o europeos en distintos sectores de actividad.
El ingenio siempre fue tan importante como escaso en la sociedad. El ingenio es una mezcla de inteligencia, creatividad, lucidez y capacidad inventiva. Y el ingenio o el talento está en el ADN del ingeniero.
La ingeniera industrial está en continúa transformación y esta sociedad necesita más ingenieros y más titulados universitarios orientados hacia la empresa. Por ello pido a los ingenieros que alcen la coz, que nos digan lo que piensan, que expongan sus criterios, que nos hagan partícipes de sus preocupaciones, que de esa manera se enriquecerá el debate público asturiano. Asturias debe apostar por sus profesionales para construir entre todos un futuro mejor.