Un año más es para mí un placer, y un honor, participar como Alcaldesa de Gijón en la Inauguración de la 62ª edición de la Feria Internacional de Muestras de Asturias. En mi octava y última edición como máxima representante municipal, no puedo sino agradecer una vez más en nombre de todos los gijoneses el importantísimo impulso que la Feria supone para nuestra ciudad.
La Feria tiene todas las piezas bien encajadas para funcionar con entera satisfacción. Todo el que se acerca al recinto ferial encuentra lo que desea. No ocurre así en otros ámbitos de la vida asturiana y española. Quiero referirme a algunos asuntos que debemos solucionar, y cuanto antes lo hagamos, mejor.
Estamos ante una ausencia de responsabilidad generalizada para asumir los intereses de la sociedad y ante un alarmante déficit de negociación.
La negociación y el pacto no son unas herramientas más de la vida política sino la única manera de progresar en un país, una región y una ciudad que tienen un amplio abanico político, con un sistema electoral que propicia el pluralismo político en las instituciones y no favorece la formación automática de mayorías absolutas.
Digamos alto y claro que las apelaciones a las etiquetas ideológicas constituyen una disculpa, y no un argumento.
En estos años al frente del Ayuntamiento de Gijón, gobernando en minoría, hemos vivido una experiencia diferente. Hemos hecho un permanente ejercicio de transparencia aportando todos los datos sobre el Ayuntamiento al resto de grupos de la Corporación y buscando el acuerdo con todos sin excepción.
Desde el convencimiento de que el peor acuerdo es mejor que cualquier rechazo, creo sinceramente que Asturias debería fomentar la cultura del pacto para poder resolver los problemas que le aquejan.
Si de verdad queremos defender los intereses de los asturianos debemos apostar por la economía productiva, sin reservas. Asturias y Gijón no tendrán ningún futuro sin empresas sólidas y competitivas.
Actuemos con sensatez, pongamos la mirada en las empresas, hablemos con los empleadores para crear un marco más favorable a la creación de puestos de trabajo.
Asturias, una tierra como la nuestra, tan enraizada en la realidad española, necesita de la comprensión del Estado.
Las decisiones de los gobiernos centrales siempre tuvieron una gran importancia para Asturias.
Seguimos siendo una región que necesita completar la red de infraestructuras. Se ha invertido mucho dinero, pero mientras no se terminen las obras los ciudadanos no podrán disfrutar de sus ventajas. Para Gijón hay previstas inversiones del Ministerio de Fomento que superan los 800 millones de euros, y estamos a la espera de su ejecución.
En Gijón aún estamos sufriendo las consecuencias de las actuaciones incorrectas del Estado, con una depuradora acabada que no puede entrar en funcionamiento.
También seguimos siendo una región generadora de energía y con un sector industrial pujante. El Gobierno de la Nación tiene que entenderlo.
Todos estamos mentalizados para luchar contra el cambio climático y dispuestos a hacer sacrificios. La mejora medioambiental no puede ser a cambio de crear un desierto industrial y de mandar a miles de personas al paro. La industria asturiana es un bien estratégico para nosotros, pero también para España.
Estamos hablando de fuentes de riqueza y de empleo real.
No estamos dispuestos a aceptar el trueque del cierre de las centrales térmicas y la deslocalización o cierre de las industrias a cambio de aplicar recursos ministeriales para financiar empleo artificial, que no genera excedente empresarial y cuyospuestos de trabajo sólo duran mientras se mantiene la subvención.
Muy cerca de aquí tenemos la central térmica que genera más electricidad en Asturias y esa energía generada alimenta a nuestras industrias.
Habrá que aumentar la interlocución con el Estado, pero para eso hace falta que previamente dentro de la región nos pongamos de acuerdo en unos cuantos asuntos básicos. Y estoy segura de que sabremos hacerlo.
Termino un mensaje de optimismo. Si somos capaces de generar oportunidades, siencontramos los espacios para la participación de la sociedad civil en el desarrollo económico, si garantizamos las inversiones necesarias, el camino ya estará despejado. Caminarlo juntos será la otra parte de la tarea, para la que Asturias siempre ha demostrado estar a la altura.