Fue un placer participar en la clausura de esta asamblea general de FEMETAL en la que, con nuestra presencia y nuestras palabras, reafirmamos la importancia de un sector que ha sido y sigue siendo el corazón industrial de nuestra región. No se trata solamente de un motor económico, sino de un pilar de nuestra identidad colectiva. Así lo avalan vuestra historia y el peso que tenéis en nuestro mercado laboral y en la economía asturiana.
Sin embargo, tenemos presente que nos enfrentamos a retos muy significativos, y este encuentro nos brinda también la gran oportunidad de ponerlos sobre la mesa y trazar juntos una estrategia que nos permita mirar hacia el futuro con ambición e ilusión.
Hace apenas unos días cumplimos nuestro primer año como equipo de gobierno; un año de inflexión que nos ha permitido darle a Gijón la estabilidad necesaria para abordar con éxito los grandes proyectos en los que estamos inmersos. Creo firmemente que estamos en un momento único para el desarrollo económico de nuestro municipio, aunque no podemos obviar que avanzamos hacia un futuro tan incierto, en ocasiones, como exigente, en el que hay algo que será innegociable: lo social, lo económico y lo medioambiental deberán ir de la mano.
Hablamos, por tanto, de un reto que sitúa de manera inevitable al sector metalúrgico en el centro del debate. Si lo viéramos como una amenaza, erraríamos. En mi opinión, debemos mirarlo como una oportunidad para liderar el cambio y no como una debilidad. Es aquí donde las administraciones públicas tenemos un papel determinante. No solo como reguladoras, sino como facilitadoras y aliadas en este proceso de transformación. Y el máximo ejemplo de ello es reciente, hace poco más de un mes, con el inicio en Gijón del plan de descarbonización que Arcelor Mittal acometerá en Europa. Asumimos el compromiso de agilizar los permisos y trámites necesarios para hacer posible este hito, para que Gijón fuera la cabeza de lanza de un proyecto innovador, de una apuesta de futuro, y juntos lo hicimos posible.
Este es el camino a seguir, lo tenemos claro, y trabajaremos para que las empresas tengan las mayores facilidades, siempre dentro de la ley, para desarrollar sus proyectos en el menor tiempo posible. Las inversiones que se ralentizan en el aparato administrativo, se traducen en una pérdida de oportunidades, de empleo y de riqueza que no podemos ni debemos permitir.
El tiempo es un recurso valioso, especialmente en un mercado global tan competitivo como el del sector del metal. Por eso estamos trabajando para simplificar los procesos administrativos, mejorar la eficiencia y garantizar que las empresas puedan concentrar sus esfuerzos en innovar, producir de manera sostenible y crecer.
Es uno de los compromisos que asumimos como propio al regresar al Ayuntamiento y no hemos cesado en ese empeño. Las obras de Arcelor han sido uno de los primeros frutos de esta gestión, pero estamos convencidos de que llegarán muchos más.
No obstante, sabemos que este no es el único obstáculo. A nadie se le escapa que el coste de la energía, especialmente en este sector que cuenta con un peso importante de empresas electrointensivas, es uno de los mayores escollos en este camino hacia el futuro sostenible. Un reto que cobra especial relevancia en la competición global, donde otros actores parten con una clara ventaja. En esto, el apoyo de las Administraciones Públicas vuelve a ser crucial. Es una competencia que excede el ámbito de lo municipal, pero ofrecemos la mayor de las sintonías, como no podría ser de otra forma, con el Principado de Asturias y con el Gobierno de la Nación para cumplir cuantos objetivos y metas estén a nuestro alcance.
La misión que compartimos hoy aquí es clara: debemos construir una economía más fuente, inclusiva y sostenible. Y solo podremos lograrlo uniendo fuerzas, apostando por un futuro para Gijón y para Asturias del que podamos sentir auténtico orgullo.