Hoy asistí a la entrega de premios del periódico El Comercio, en el Teatro Jovellanos.
Si nos fijamos en las dedicaciones profesionales de los premiados: cocina, cine, piragüismo, empresa y ONG vemos que son el reflejo de un conjunto de actividades dispares. Pero si nos detenemos en la sustancia que hay detrás de las formas nos encontramos con la creatividad, el esfuerzo, la imaginación y la solidaridad. Cuatro valores transversales que generalizados a todos los asturianos garantizarían un brillante y venturoso siglo XXI para nosotros y para las generaciones venideras.
Sí, necesitamos la experiencia viajera de José Andrés, fiel a su primera vocación, que recrea la cocina asturiana al otro lado del Atlántico. Y su determinación para alzar la voz en defensa de los débiles, aunque para ello haya que enfrentarse a los más poderosos entre los poderosos. Nos enriquece el impulso artístico de Gonzalo Suárez, que nace en la literatura, salta a la pintura, y llega al cine, pasando por el periodismo. El inconformismo que late en todas las facetas de su expresión artística se nutre una y otra vez del colorido, el sabor y el olor de Asturias. El mismo escenario que utiliza el remo esforzado de Saúl Craviotto para entrenarse y alcanzar los cuatro metales olímpicos y tres campeonatos del mundo que encabezan su palmarés. Todo ello mientras trabaja a diario por la seguridad de los gijoneses. Para mejorar Asturias trabaja Íñigo Felgueroso Fernández-San Julián, al frente de la Fundación Prodintec, orientando su labor a la tarea fundamental de implantar tecnologías innovadoras, las herramientas por excelencia de este siglo que traerán el trabajo que nos falta y el aumento del bienestar. A la extensión del bienestar para los que más sufren –refugiados, menores extranjeros, personas sin hogar, minorías étnicas- se dedica Pedro Puente, presidente de ACCEM, que bien conocemos en Gijón por sus dispositivos de acogida, programas de formación y de intervención con inmigrantes y minorías étnicas.
Acierta El Comercio al distinguir con los premios a las personas que tuvieron y tienen una trayectoria meritoria que redunda en bien de la sociedad. Un periódico es una magnífica atalaya para ver con perspectiva los protagonistas más positivos de la crónica diaria. Desgraciadamente bastantes hechos negativos, bastantes personajes funestos se abren hueco en la actualidad cotidiana, como para que no tengamos la inteligencia y la generosidad de detenernos a ver todas las iniciativas positivas que nos rodean, aunque sea forma callada, casi anónima, como ocurre con las cosas verdaderamente valiosas.
Hay prensa política, económica, deportiva, dedicada al arte o al humor. Hay medios de comunicación de izquierdas, de derechas y de centro… Y también hay periódicos de Gijón, como El Comercio.
Cuando se está casi 140 años citándose con los gijoneses en los quioscos, a diario, se crean unos vínculos tan especiales con la ciudad que dan identidad propia al medio. Esa identidad origina una responsabilidad que va más allá de trasladar la información diaria a los lectores.
La construcción de Gijón es una tarea colectiva que nos concierne a todos, a la que no puede ser ajena El Comercio que lleva catorce décadas haciendo crónica diaria.
Fotos Mora y Citoula, y para web Carmen Moriyón