Siempre he entendido el estand de Gijón en la Feria como una ventana. Una ventana a lo que somos y hacia donde nos dirigimos, una oportunidad única de mostrar, en un marco incuestionable, lo mejor de nuestra ciudad.
El estand que hoy presentamos es eso y un poco más, es el reflejo de nuestra forma de mirar al mar, nuestra historia y nuestro rumbo. El Estand que hoy presentamos es, de alguna manera, un viaje a lo que fuimos y a lo que queremos ser. Resulta especialmente significativo que sea aquí, en la Feria de Muestras que cumple 100 años en esta edición, donde los gijoneses y aquellos que nos visiten comiencen a vislumbrar las primeras pinceladas de un proyecto llamado a marcar nuestra historia.
‘Naval Azul’ encarna un futuro que se construye desde la innovación, desde la sostenibilidad y desde un potencial transformador que en Gijón lleva el nombre de la zona oeste. En tiempo récord, Naval Azul ha pasado de proyecto a realidad. Una realidad conjunta, colectiva. Una realidad que nos interpela a todos. El proyecto que hoy vislumbramos aquí trata precisamente de eso, de un futuro compartido.
Resulta evidente que Gijón está inmersa en un momento de profundos cambios y de proyectos trascendentales para su desarrollo económico, cultural y social. A nuestra ciudad le ha llegado, por fin, el turno de crecer, de transformarse desde una ambición que tiene pasos firmes y sirve realidades tangibles. Por eso, este espacio no busca ser únicamente el reflejo de un proyecto regenerador. Este Estand es también una dosis de contexto y una promesa de futuro.
Solo hace falta coger un poco de perspectiva para entender lo que tenemos entre manos. El oeste de nuestra ciudad, una zona que, como bien veremos a continuación, ha resultado esencial en el desarrollo de Gijón, comienza ahora una nueva etapa que lo convertirá en el corazón de un futuro cada vez más próximo, cada vez más brillante.
Hablar de Naval Azul es hablar de un barrio, El Natahoyo, que volverá a mirar al mar. Es hablar del desarrollo sostenible de una ciudad, Gijón, cuya ambición se traduce en economía, empleo de calidad e innovación. Ingredientes todos ellos para asentarnos como una referencia.
Creo que este estand conjuga perfectamente el componente social que recubre este proyecto, el componente de ciudad que lo origina y, sobre todo, el orgullo que desprende para los gijoneses una forma de ser que viene implícita en la concepción de este espacio.
Creo, en definitiva, que estamos construyendo algo grande. Con un proyecto así, Gijón se merece disfrutar cada paso. La ciudad vuelve a mirar al mar. Y lo hace en dirección al futuro.