La junta de gobierno local aprobó el 23 de octubre dar el nombre del sacerdote Fernando Fueyo a esta zona ajardinada en la que nos encontramos, situada frente a la Iglesia de San Nicolás de Bari en este barrio de El Coto al que Fueyo se siente profundamente unido.
Los comienzos de los años 90 del pasado siglo, marcaron en Gijón la andadura de nuevas parroquias en barrios como El Bibio, El Coto o El Llano. Y San Nicolás de Bari, en El Coto, es una de ellas.
Empezó a funcionar como parroquia en los años 80, ya con Fueyo al frente, situándose provisionalmente en las instalaciones del Colegio Las Dominicas, para pasar al poco tiempo a ocupar un semisótano de la calle Quevedo y en 1992 al lugar en el que hoy nos encontramos.
Parece que la vida de Fueyo comenzó aquí en El Coto, quizás por su gran arraigo al barrio al que se siente profundamente unido o por el inmenso cariño que le tienen sus vecinos y vecinas. Pero Fueyo llegó al Coto tras más de una década de misión en Burundi, despidiéndose de África entre muchas lágrimas. Confiesa que los mejores años de su vida los pasó en las misiones, un lugar en el que se sentía útil y al que regresó en varias ocasiones, y siempre con algo entre las manos para entregar a los más necesitados.
Fueyo deja su huella allí donde va, la dejó en Comillas y la dejó en La Felguera. La dejará en el Coto y la dejará en el Sporting. Y utilizó el verbo en futuro porque aunque ya ha solicitado su jubilación -incluso anunciándolo en la hoja parroquial!- el arzobispo Sanz Montes, al igual que sucede en un partido de fútbol, ha concedido una prórroga. Y es que nadie quiere que Fueyo pise el freno.
Medalla de plata de la ciudad, ejemplo en labor pastoral y humanitaria, hombro para los enfermos y mayores del barrio, docente y luz para los jóvenes con los que se reúne, irónico, sincero…Fernando Fueyo combina a la perfección su vocación religiosa con su pasión futbolística. Y es que como ha declarado hace poco -abro comillas- «si volviera a nacer sería cura y soy del Sporting desde 9 meses antes de nacer» -cierro comillas-.
Ha dejado su huella de trabajo y entrega en los muros de esta Iglesia, y sus palabras han ilusionado y esperanzado en bautismos, comuniones y bodas; y consolado y reconfortado en funerales, entre los que recuerda con mucha tristeza los de los mineros de la «Huelgona del 62» y el de Quini.
Creo sinceramente que Gijón, y sobre todo el barrio de El Coto, le deben mucho a Fernando Fueyo y que, por encima de estos Jardines que desde hoy llevarán su nombre, sobrevolarán permanentemente sus enseñanzas, sus consejos, su capacidad de transmitir los valores religiosos a niños y jóvenes, su apuesta por los más necesitados, su apoyo al Sporting y su eterna sonrisa con la que nos hace mejor a todos nosotros.