Todo empezó con Concha, una señora octogenaria vecina de la calle Francisco Eiriz.

Recuerdo mi visita a ese barrio hace ahora dos años. Nos reuníamos con la Asociación de Vecinos en una precaria sede junto al campo de fútbol. Durante esa reunión, los vecinos comentaron la mala situación en la que se encontraban sus viviendas: sótanos con ratas, casas en las que el agua chorreaba por las paredes, ventanas por las que entraba el agua y el aire, y personas como Concha que al estar en silla de ruedas tan sólo podía bajar a la calle cuando sus hijos la cogían en brazos y la bajaban escalón a escalón. Concha me miraba ese día desde la ventana porque no podía acercarse a la asociación.

 

Quise comprobar todo esto, y entré en los sótanos, y vi las casas, y ese mismo día les dije que el barrio se rehabilitaría, que las 102 viviendas de la calle Francisco Eiriz tendrían ascensor, saneamiento, envolvente térmica, cambio de ventanas, nuevos portales y nuevas fachadas.

La mayoría, incrédulos, me decían que no les mintiera, que hubo algún político que incluso se lo prometió con un apretón de manos, que ya no estaban para bromas, que no podían aguantar más.

El martes, dos años después, volví a visitarlos porque querían agradecernos todo lo que habíamos hecho. Y tengo que decir que es muy reconfortante poder estar ocupando un cargo público y tener la posibilidad de realizar cosas como esta.

Pero no nos hemos inventado nada, porque ya iba en nuestro programa electoral; teníamos claro que las subvenciones para edificios no solo se debían destinar al Muro, porque en Gijón todos los barrios son importantes.

El martes saludé a Concha, que estaba en la calle para recibirme, a Palmira, a Ramón, a Juan…y a muchos vecinos más con los que compartí un brindis navideño.

Comenzamos con Jove, y ahora estamos ultimando los trámites con Portuarios y Tremañes. Próximamente declararemos barrio degradado a Montiana y Contrueces.

El próximo brindis será en la nueva sede de la Asociación de Vecinos que estamos haciendo para Jove.